No estaba seguro si escribir o no sobre las imágenes de arriba, pero al final siempre me puede el afán de explicarme, así que: allá voy. El caso es que me ha ocurrido acompañar estas entregas sobre personajes de cómic con collages, en plan microcomics como este de arriba, para expresar con los dibujos de los propios autores y autoras las sensaciones que me ha producido la lectura de sus obras.
Las páginas que acabáis de ver están construidas con viñetas publicadas a lo largo de los siete volúmenes que editó Planeta de Astroboy. Alguna de ellas, una o dos, están intervenidas. Del resto no he tocado nada, los textos son los mismos que en el original y no he cambiado en ellos ni una coma. Solo son mías las composiciones de página, las yuxtaposiciones y el sentido que se crea con ellas. Bueno, “crear” es decir demasiado porque la crueldad, las referencias al abuso infantil físico y psicológico, los traumas edípicos y, en general, la desesperación ante la condición humana son cosa de Tezuka y están ahí en Astroboy, quiera verlo y quien no ya es cosa de cada cual, como pasa en los buenos cuentos de hadas.
Lo cierti es Tezuka es así, cruel, hasta en sus tebeos infantiles, aunque casi siempre solía compensarlo con una cierta esperanza en la humanidad, o por lo menos, en la bondad y la ética incorruptible de algunos seres humanos, que yo no comparto y que, por lo tanto, está ausente del montaje anterior. Al leer otras de sus obras, como por ejemplo, Ayako, y en general, todo su gekiga, me he preguntado si Tezuka de verdad creía en esa bondad que expresaba en sus tebeos para niños, o era solo una mentira piadosa para sus lectores. En fin, son solo divagaciones mías y más o menos lo que he querido expresar en el collage de arriba. Que la condición humana son los quereres, como les pasaba a los ayudantes de Dorothy en El Mago de Oz, o al niño-robot de Kubrick que tanto se inspiró en Astroboy. Uno se pasa la vida entera queriendo ser humano que, cuando lo consigues, resulta que es una mierda porque lo que nos hace humanos es, precisamente, querer cosas. Cada vez más y más cosas. El subtítulo de esta entrega es un verso de una canción de Caetano Veloso que expresa mucho mejor que yo todo esto.
En futuras entregas de esta newsletter que vayan a ser como esta me ahorraré las palabras y dejaré que hablen solo las imágenes, lo prometo.
Y ahora, el mensaje de nuestro patrocinador…
Mi último libro, ya a la venta.
Occulture. Alan Moore: Al otro lado del velo.
Con ilustraciones de Manu Gutiérrez. Cómpralo pinchando aquí!
En la misma página de Marmotilla Ediciones podréis encontrar otros libros míos sobre cómic. Compradlos todos. Tengo seis hijos.